Erni, el protagonista, alcohólico, pero también el viejo Al, un ex mago desgastado, Esther, la novia de Erni, con su vda miserable, el buscavidas Nathan Lender y su pequeña hija, Claire, una auténtica aprendiz de ilusionista. Todos ellos confluyen en un momento de inflexión de sus vidas, momento ideal que Jason Lutes aprovecha para desgajar sus desgracias. Y es que con las cartas que les ha tocado jugar en sus vidas no es fácil ganar.
No me extraña que Cris Ware haya dicho de este cómic que es como recibir un puñetazo a cámara lenta. Cuando comienza una secuencia de viñetas lo sabes, sabes que si la sigues, y no puedes evitarlo, acabará mal, te dará en toda la naríz, te encontrarás con la marginalidad, la soledad, el engaño, la angustia, el fracaso, el remordimiento. Tócate y verás que estás sangrando.
Jason Lutes es desde luego excepcional y conocerlo a través de Juego de manos es una de las mejores vías.
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